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martes, 22 de octubre de 2013

LA GRAN DECEPCION

Cuando el Partido Popular ganó las últimas elecciones, con mayoría absoluta en las Cámaras, no fue por méritos propios, ni siquiera porque su programa electoral fuera más atractivo que el de sus competidores, fue porque los ciudadanos queríamos cambiar el rumbo impuesto por el anterior gobierno de los socialistas. Es decir: evitar caer en el precipicio al que nos arrastraba la crisis económica, efectuar los cambios estructurales imprescindibles en las administraciones públicas, instaurar de nuevo la independencia de los tres poderes del Estado, hacer cumplir la Ley a los dirigentes autonómicos díscolos, estudiar una nueva normativa electoral que permitiera "votar" en sentido estricto y no "optar" por un partido u otro, etc., etc., etc.

Pero había un problema que siempre se nos intentó soslayar: el terrorismo de ETA. Vamos a ver. El anterior Presidente del Gobierno tenía dos objetivos fundamentales para su gestión: el primero, convertir a España en una República Federal, para lo cual fomentaba los independentismos catalán y vasco que debían conducir al cambio de la Constitución, y el segundo, ya en un plano más bien enfocado a su ego personal, ser el Presidente que pasara a la Historia como el que por fin lograra acabar con la banda terrorista ETA. Para ello, durante todo el tiempo que gobernó, llevaba el doble juego de negociar con los terroristas al mismo tiempo que nos decía que nunca negociaría con ellos, llegando incluso a avisarles de posibles detenciones (Faisán). Está claro que el fin justificaba todos los medios que se emplearan.

Y entonces hubo un cambio electoral. Una gran mayoría de ciudadanos lo quiso. Nos disponíamos a vivir la legislatura de la honestidad y el sacrificio necesario. Pero cuando los ministros aún no habían hecho casi sus relevos, el ex-presidente se reúne en secreto con el nuevo ministro del interior, durante cuatro horas para ponerle al corriente. Al corriente ¿de qué? Pues evidentemente de sus negociaciones con los terroristas. O sea, el nuevo gobierno hereda una situación que seguramente no deseaba y que por otro lado no puede hacerla pública porque forma parte de los secretos inconfesables de la política. Todo lo que está ocurriendo ahora (derogación de la doctrina Parot por parte del Tribunal de Estrasburgo, y lo que eso conlleva) es consecuencia de las famosas negociaciones.

Que no se nos diga que aplican la sentencia de Estrasburgo porque no tienen otro remedio. Por cierto, la sentencia se dictó el lunes 21/10 y al día siguiente 22/10 la asesina en cuestión ¡¡ya estaba en la calle!! Nunca se había visto en este país tamaña celeridad. Pues bien, nos enteramos también que el Reino Unido no aplicó una sentencia de ese tribunal porque iba en contra de sus leyes propias y porque crearía alarma social. Vaya, eso se llama tener dignidad de país.

Son ya demasiadas cosas las que están ocurriendo con el nuevo gobierno que suponen una decepción para los ciudadanos, al menos para la gran mayoría que les votó.

¿Es que no habrá un político de verdad en España que nos gobierne y que nos haga sentir el orgullo de ser españoles?

lunes, 21 de octubre de 2013

LA INCOMPETENCIA DE LOS POLÍTICOS

Cada cuatro años elegimos a nuestros gobernantes. Está claro que el sistema que tenemos en España es mejorable, muy mejorable. No nos deberíamos contentar con aquello de "si no lo hace bien, votaremos a otro en las próximas". El sistema electoral español es cerrado porque así le interesa a los políticos, no a los ciudadanos. El ciudadano, si se siente defraudado por los políticos a quienes votó, no puede hacer otra cosa que resignarse. No puede exigir responsabilidades directas a las personas que se presentaron a dichas elecciones enarbolando ideales y programas que llegado el momento se incumplen sin el menor reparo y sin el menor atisbo de vergüenza. Debería existir algún tipo de filtro o de mecanismo que juzgara si el político que va a llevar las riendas del país está habilitado intelectual y éticamente para tal cargo.

Analicemos, por ejemplo, al anterior presidente del Gobierno. Elegido en su día por su partido de forma casi accidental, llegó a la Presidencia también de forma casi accidental. Los hechos relevantes de su mandato han sido:

- Eliminación por decreto del control del déficit presupuestario. ¿Por qué razón debíamos de tener remanente en las arcas públicas? Había que gastar el dinero para así tener un grado de bienestar que fuera la envidia de los demás.

- Revancha histórica. Ahora que gobierno yo "se van a enterar". Desde que llegó al poder la palabra "Franco" siempre está en la boca de todo "progre" que se precie.

- República Federal. La manera de llegar a ello es fomentando los separatismos y para ello forzó un nuevo Estatuto de Cataluña, que nadie reclamaba.

- Terrorismo. Tengo que pasar a la Historia como el Presidente que logró eliminar el terrorismo, cueste lo que cueste. Porque bueno, Maquiavelo no estaba tan desacertado y en algunos casos "el fin sí puede justificar los medios"

Por supuesto que hay más hechos relevantes, pero con éstos basta. Como consecuencia hoy nos encontramos con una crisis económica sin precedentes, con los españoles divididos y con los terroristas en las instituciones. Y el causante de todo esto se sigue pavoneando en toda cuanta TV amiga encuentra y nosotros tenemos que tolerarlo. ¿Y quién le exige responsabilidades? Nadie y pienso que eso no es justo.

Pero bueno, llega otro gobierno y con él la esperanza de que todo esto iba a cambiar. Que a los partidos terroristas se los iba a ilegalizar, que a los políticos en rebeldía por no cumplir con la Constitución se los iba a inhabilitar, que por fin íbamos a rescatar la independencia de poderes ...etc...etc. Pues no, seguimos sin cambiar. Más de lo mismo. Y a esperar a las próximas elecciones, en que se nos venderán magníficas ideas y soluciones milagrosas que causarán la envidia universal.

¿Será posible que no exista un verdadero político en este país?

miércoles, 16 de octubre de 2013

LA ESTELADA Y EL CAPITÁN AMÉRICA

Pues sí. Resulta que el símbolo independentista catalán "la estelada" tiene dueño. El sagaz empresario que registró el diseño se llama D. José Antonio Blázquez Jiménez y es de Castellón aunque afincado en Cataluña. Él mismo se declara anti-independentista y español por los cuatro costados, pero su espíritu emprendedor lo llevó a percatarse de la situación que se le presentaba para aprovecharse del papanatismo de los independentistas catalanes y obtener un suculento lucro.

Éstos, los independentistas, en su afán de alejarse de todo lo que les relacione con España, renuncian a su propia bandera, la famosa "señera",que como vds. recordarán del colegio y de la asignatura Historia de España, era la bandera del antiguo reino de Aragón, allá por el siglo XII cuando Alfonso II el Casto era rey de Aragón y Conde de Barcelona. Pues bien, renuncian a su propia bandera y hacen suya una que, sin tratar de menospreciar los aspectos del diseño de nuestro emprendedor Sr. Blázquez, parece sacada de un cómic.

Y ahí voy, porque la marca norteamericana de cómics "Marvel" ha planteado litigio con nuestro agudo empresario, porque dice que "la estelada" era el escudo de su famoso Capitán América. Parece ser que don José Antonio no está muy por la labor de pleitear con el gigante americano, pero bueno, no le importa mucho porque le empiezan a llover ofertas de partidos separatistas catalanes para hacerse con los derechos... y ofrecen cifras de seis ceros!!!

Vamos a ver en qué acaba todo esto, pero no me extrañaría que el Parlamento Catalán aprobara un decreto para declarar patriótico un escudo de Cataluña con la "estelada" y la imagen de Artur Mas superpuesta, emulando al gran héroe americano del cómic.

lunes, 14 de octubre de 2013

NACIONALISMO, INDEPENDENTISMO, SEPARATISMO

¿Qué diferencia hay entre estos términos?

Según nuestro diccionario la palabra nacionalismo tiene tres acepciones:

1ª Apego de los naturales de una nación a ella propia y a cuanto le pertenece.

2ª Doctrina que exalta en todos los órdenes la personalidad nacional completa, o lo que reputan como tal los partidarios de ella.

3ª Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a constituirse en estado autónomo.

Independentismo: Esta palabra no existe en el diccionario.

Separatismo: Doctrina política que propugna la separación de algún territorio para alcanzar su independencia o anexionarse a otro país.

Como últimamente la semántica parece ser una fuente inagotable de debates en el caso de Cataluña (yo soy nacionalista, dicen algunos, pero no independentista, etc.) vamos a analizar con calma estos términos según nuestro Diccionario de la Real Academia Española.

Ya hemos dicho que el término independentismo no es correcto, con lo que nos quedamos con "nacionalismo" y "separatismo".

En la palabra "nacionalismo" está implícito el término "nación", sin el cual la palabra carecería de sentido. Por tanto, si nos atenemos a nuestra Constitución en ninguno de sus artículos se citan o definen "naciones" dentro del territorio español, en todo caso "nacionalidades". De ahí la gran prudencia y astucia de los legisladores que no incluyeron la palabra "naciones" en dicho texto para no dar pie a futuros secesionismos. Por tanto, en rigor, el único sentido aplicable de la palabra "nacionalismo" a Cataluña es el tercero del diccionario: "Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a constituirse en estado autónomo". Pero aquí nos encontramos a su vez con el problema de aclarar si los que viven en Cataluña son "pueblo" o "raza". Como lo de "raza" se cae por su propio peso nos quedaría solamente aceptar "pueblo", y de nuevo nuestro diccionario nos lo define en su tercera acepción como "conjunto de personas de un lugar, región o país". O sea que respecto a eso no hay problema: se puede definir a Cataluña como "pueblo". Pero según la definición la "aspiración del pueblo" es constituirse en "estado autónomo". Bueno, pues, autonomía ya existe. Entonces ¿cuál es el problema? Pues el problema es la palabra "estado". Y ahí llegamos al fondo de la cuestión y comprenderemos mejor los discursos de nuestros políticos. Sin ir más lejos, el PSOE está empeñado en modificar la constitución para que España sea calificado como un Estado Federal, en el que las "Comunidades Autónomas " pasarían a denominarse "Estados". Y entonces todo encaja: el Nacionalismo ya podría ser definido como la "aspiración de un pueblo a constituirse en estado".

En el caso de Cataluña estos problemas de diccionario ya están superados y actualmente solo el término "separatismo" es el que le importa a la gente. Que un partido se llame o no "nacionalista" no le interesa a nadie porque en el fondo lo que se persigue es lo mismo: la secesión para constituirse en "Estado Independiente". O sea, llamemos a las cosas por su nombre y dejémonos de eufemismos y palabrería vana: Los partidos que se declaran "nacionalistas" son en el fondo "separatistas" y España está llena de ellos.